Locos por la mochila: Bangkok, la ruta monumental

04 noviembre 2011

Bangkok, la ruta monumental

Bangkok, ciudad imposible y de insultante vitalidad, es habitual punto de entrada al sudeste asiático. También lo fue en nuestro viaje. Con la merecida mala fama que la precede, nuestra primera idea fue utilizarla como parada y fonda para buscar con rapidez un destino más amable. Nosotros decidimos prolongar la estancia un par de días y no nos arrepentimos.

Gran Palacio Real. Muy estrictos con el vestuario, en la entrada proporcionan pantalón largo o camiseta para cubrir los hombros a los visitantes. Existe una entrada combinada para visitar también el Palacio de Vismanek, en el recinto del Parque Dusit. En Vismanek la visita es guiada y en inglés, que, ciertamente no aporta demasiado.

Wat Arum. Un templo fantástico, que enamora desde la distancia e impresiona cuando se visita. Eso sí, no apto para quien padezca vértigo o tenga problema con sus cuadriceps. Escaleras empinadas, de difícil acceso y complicada bajada, (con lluvia deben ser una locura) que simboliza los diferentes niveles de existencia. Cuanto más arriba se acceda, más cerca se estará de una vida plena y más arduo será el camino.

Wat Po. La muy fotografiada figura del enorme Buda reclinado es el mayor reclamo de este templo, donde los turistas se agolpan en busca del mejor ángulo. Más de 45 metros de esfigie, que, pese a la muchudumbre, sobrecoge. Este templo cuenta con una escuela de masajes muy reputada, que nos quedamos con ganas de probar, ya que tenía un precio razonable -creo que no costaba ni cinco euros - y el mejor indicativo: había mucha cola.

Paseo en barco por Thon Buri. Cuentan las guías que la esencia del viejo Bangkok se encuentra entre estos canales. Nos dimos un paseo en barco de una hora que fue una delicia (10 euros por persona con sólo otros dos pasajeros). Lo mejor es que no se trata de un decorado, la gente vive en este singular enclave que permanece ajeno al vértigo del resto de la ciudad.